LA VIOLACIÓN DE LOS PERROS A LOS PRISIONEROS, UNA TORTURA “MODERNA” NORTEAMERICANA

LA VIOLACIÓN DE LOS PERROS A LOS PRISIONEROS, UNA TORTURA “MODERNA” NORTEAMERICANA

Tras la publicación de un documento por la senadora Diane Feinstein en el que se hablaba de tortura y malos tratos a los prisioneros perpetrados por parte de la CIA, una vez más, se evidencia la cara sucia y criminal del gobierno sangriento estadounidense. Al ojear ese documento, se llega a la conclusión de que las personas empleadas por la CIA son unas sádicas salvajes que solamente se satisfacen atando, golpeando y matando a los demás. Los que conocéis la sangrienta historia de conquista e injerencia de los Estados Unidos, sabéis fácilmente que la dictadura militar y gobernante norteamericana para intimidar a la gente y reprimir los levantamientos, utiliza la brutal tortura como un arma más. Lo que me llamó la atención al respecto es un libro llamado: Thou Shalt Not Kill (No matarás) escrito por el periodista y politólogo alemán, Juergen Todenhoefer que habla de recuerdos de su viaje a Afganistán en especial la Prisión de Bagram. Tales libros reveladores y distintos que la política imperialista, normalmente están sepultados bajo los otros libros conspiratorios norteamericanos y olvidados. Juergen se encontró con Jack, un soldado retirado del ejército australiano y actualmente funcionario de una empresa privada de seguridad.

Delawar
Delawar

Habib-Ullah
Habib-Ullah

Él dice que las torturas mencionadas en el informe de la senadora norteamericana “es una cosa común que la aplicamos a los prisioneros. Por ejemplo: colgarlos de las manos, atarles las manos y los pies, mantenerlos despiertos y/o no darles de comer”. Pero lo que ocurre en la Prisión de Bagram no es normal:

“Si los presos no nos dicen lo que queremos nosotros, les atamos las manos y los pies y les colocamos al revés sobre una silla y luego soltamos los perros para que los violen. Después de este hecho, quedan inconscientes y en muchos de los casos, confiesan haber matado John F. Kennedy sin haberlo visto nunca en su vida.”

De esta manera, los aspectos de los prisioneros afganos que aparentemente se parecían a los de un talibán, son arrestados y posteriormente humillados para romperles la moral. No se sabe el número de prisioneros encarcelados en la prisión de Bagram, pero se estima que hay más de 600 personas la mayoría gente pobre e inocente afgana. No obstante, el gobierno afgano ha intentado liberar comandantes de los talibanes para tributar a sus “hermanos insatisfechos”.

Según el autor, para Jack estas escenas bárbaras del ejército norteamericano impuestas a los inocentes afganos eran intolerable por lo que abandonó su misión.

No es la primera vez que los torturadores norteamericanos para sacar información sueltan perros a las víctimas para violarlas. Este crimen tiene un antecedente histórico. En 1973, después de haber llevado a cabo un golpe de estado estadounidense por Augusto Pinochet, fueron detenidos un mayor número de simpatizantes del gobierno democrático de Salvador Allende por el ejército norteamericano y sus sirvientes. Las mujeres víctimas cuentan que para desmoralizarlas, los norteamericanos las violaban con perros.

Mohammad, un intérprete afgano que trabajaba en la base militar en Bagram, el 15 de diciembre de 2014 en una entrevista con “Altranet” cuenta así: “Lo que Todenhoefer ha dicho sobre la violación de los perros a los prisioneros es verdad cien por cien.” A continuación, dijo Mohammad: “Cuando yo les prestaba servicios de interpretación, sabía que los detenidos pueden ser de todo menos terroristas. La mayoría de ellos eran aldeanos pobres e indigentes.” Finalmente, dijo Mohammad: “Guantánamo en comparación con Bagram, es como un paraíso.”

Uno de los crímenes impactantes cometido en la Prisión de Bagram lo cual montó un escándalo, tenía que ver con la muerte de Delawar Yaqubi. Delawar era un campesino y conductor de taxi de la provincia oriental de Khost. Él fue arrestado y acusado de haber lanzado un misil a una base militar norteamericana. Tras 5 días consecutivos de torturas y humillaciones diversas, fue asesinado. Thomas Cortes, policía militar de la Base de Bagram, en su documental “El taxi hacia la oscuridad” (Taxi to the Dark Side) confiesa que colgaba a Delawar de las manos durante horas y horas golpeándolo seriamente hasta que el 10 de diciembre de 2002 falleció. Elizabeth Rouse (LT. Col. Elizabeth Rouse), una doctora quien examinó el cuerpo de Yaqubi, dijo:

Carolyn Wood
Carolyn Wood, la jefa de interrogatorios de inteligencia militar de la Prisión de Bagram, era una torturadora que bajo su brutal tortura murió Delawar, Habib-Ullah y otras decenas de personas más. No obstante, ella fue condecorada con una medalla estrella de bronce debido a sus “servicios merecedores y excepcionales” y fue enviada a la Prisión de Abu Ghraib en una nueva misión en Iraq. Según la información, ella todavía es entrenadora de los métodos de tortura en uno de los centros de inteligencia militar norteamericano.

“Los muslos de su pie debido a los golpes e impactos estaban rotos. Su cuerpo estaba lleno de morados y en todas las partes se veían muestras de tortura. La herida de su pie era muy profunda. Yo vi este tipo de heridas en los pies aplastados de una persona bajo la rueda de un autobús.”

Seis días antes del asesinato de Delawar, murió otra persona llamada Habib-Ullah debido a la brutal tortura de las fuerzas militares norteamericanas. La mayoría de los que trabajaban en Bagram dicen que el ejército norteamericano no ha tenido ninguna prueba que demostrara que Delawar y Habib-Ullah fueran terroristas y eran personas normales e inocentes. Pese a haber muchas pruebas basadas en la tortura de los militares norteamericanos, la muerte de los dos fue informada como “natural”.

Shir-Aqa es otra persona quien pasó seis días en la Prisión de Bagram, en una entrevista con la BBC así explica:

“Nosotros no podíamos dormir ya que nos metían en los cuartos muy fríos y cuando cerrábamos los ojos, de repente transmitían un sonido estridente a través de una máquina que nos despertaba.”

Otro de los prisioneros es Mirwais quien bajo los golpes y palizas quedó con la mandíbula rota, pasando 24 días en aquel infierno. Él en su conversación con la BBC dice: “Sobre nuestras cabezas había una mini cámara y los soldados norteamericanos nos veían. Cuando íbamos a dormir, nos despertaban para molestarnos.” Él explica que cuando tenían que ir al lavabo con la intención de hacer sus necesidades, las fuerzas norteamericanas les obligaban a bailar con una música y posteriormente se les daba permiso.

Otra víctima de la Prisión de Bagram explica:

“Me obligaban a estar desnudo fuera en el frío, luego me metían en el ano el tubo de agua y soltaban el agua con mucha presión.”

پوستر مستند «تکسی به‌ سمت تاریکی»

Stewort Koch, un fiscal militar quien visitó la prisión de Guantánamo y la de Bagram, dice:

“Como que visité varias veces Guantánamo, comparándola con la prisión de Bagram, en mi opinión es como un hotel. En Bagram los prisioneros no tienen permiso para caminar. Ellos están atados con cadenas tanto de las manos como de los pies y se sientan en la tierra en una fila. Su lugar huele tan mal como si fuera la casa de los monos en el zoo.”

Han pasado 12 años, aún la pesadilla de la Prisión de Bagram no deja tranquilos a los afganos. Aunque esta prisión ha sido entregada al gobierno afgano, pero todavía madres, mujeres e hijas de los Delawar(es) y Habib(es) esperan que se haga justicia. Aparentemente se ha cerrado la Prisión de Bagram, no obstante, los criminales norteamericanos tienen el control total del país y, no se sabe cuántas prisiones más peligrosas que la de Bagram habrá en sus bases militares para que éstos puedan aliviar su sadismo torturando y matando a los inocentes afganos. El gobierno del “terror nacional” al firmar el Pacto de Seguridad con los Estados Unidos ha otorgado a los militares invasores la inmunidad judicial para que nadie pueda interrogarles ante cualquier brutalidad y barbaridad.

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